Mucha gente odia la Navidad porque, en cenas y fiestas, se hace más presente la ausencia de los seres queridos. Se da una disonancia entre la tristeza interior y los estímulos exteriores, que dictan que hay que estar alegre. Pero sobrevivir a estas fechas es posible.
Para leer el artículo íntegro: "El síndrome de la silla vacía"
No hay comentarios:
Publicar un comentario